La tarde que hicimos esta sesión me pareció como si de un milagro se tratara, camino del palacio comenzó a llover...pero a llover a mares, en el coche no podíamos ni hablar de estruendo de la lluvia y yo pensando...madre miiiiia, pero como es posible, que pare de llover!! Me puse de un mal humor tremendo, pero la sorpresa fue llegar al palacio, aparcar el coche, parar de llover y salir el sol. Vamos, si no lo veo no lo creo. Allí empezamos a perdernos por la belleza del entorno, el cual nos regaló estampas como estas que os muestro a continuación.
Nieves estaba espectacularmente bonita, su vestido diseñado con cariño para la ocasión me pareció una obra de arte y la complicidad de la niña con migo fue tal, que solo con mirarnos nos entendimos.
No hizo falta enseñarle a posar ni a dirigir miradas, solo con mirarme y seguir el movimiento de mis manos, la niña comprendía lo que yo quería....eres única Nieves, me sorprendiste y me enamoraste desde el minuto uno. Yo creo que el sol salió en cuanto pisaste el suelo y te vio, y pensó que debía salir para ti.
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